Los Principios pedagógicos que dinamizan la praxis educativa con un estilo propio.
Para las Misioneras de la Doctrina Cristiana, la educación supone buscar, instruir y santificar a los pobres de Jesucristo. Desde sus orígenes, es una pedagogía social que busca la igualdad, la justicia social, la dignidad de la persona. Busca mitigar las carencias educativas de los alumnos y sus familias a través de la educación y el mensaje evangelizador con el propio carisma y espiritualidad.
Su finalidad pedagógica es la integración del educando en la sociedad con los recursos necesarios para su óptima incorporación. El proceso educativo se edifica por medio de la instrucción docente, la relación educativa cercana y amable, la educación ética y moral, en la que la evangelización cumple un papel trascendental para la cimentación de los procesos personales.
Estos principios inspiran un Estilo Educativo que se caracteriza por:
• La responsabilidad en el trabajo y la disciplina en el desempeño cotidiano de las tareas.
• Una relación educativa basada en la calidad docente, en el acompañamiento cercano y orientador, en el trato amigable y positivo.
• La generación de experiencias educativas que favorezcan el autoconocimiento, las sanas relaciones personales, la vida en común y el aprendizaje colaborativo.
• Una actitud permanente de acogida al otro, de aceptación incondicional y de estar disponibles con sencillez y alegría.
• Un modo de instruir que hace a la persona solidaria, crítica con la realidad, comprometida con su entorno social y abierta a los acontecimientos de su historia.
• Un estilo que parte de la vida para ayudar a transformarla colaborando en la construcción de una comunidad humana global que responda a las claves del Reino de Dios.
Su respuesta es global: Socorrer sus necesidades primarias, instruir, educar, promocionar,… en una palabra: prevenir e integrar.